TRAICION A LA TIERRA
La
Tierra es víctima de la injusticia humana. El gran dictador solo piensa en sí
mismo, queriendo sacar ganancias ilimitadas de todo aquello que se mueva,
respire o simplemente exista. Primero fueron los traficantes de pieles y
marfil, depredadores amateurs de la
naturaleza. Luego las naciones usurpadoras de nuevos mundos y verdugos
de la vida de pueblos ya extinguidos. Hoy son las grandes compañías alimentadas
de petróleo, madera y peces y de toda sustancia que puedan arrancar de las
entrañas del planeta. Sólo al ser
humano le fue dado el don de pensar y decir. Las demás criaturas quedaron
indefensas, sin poder protestar, sin argumentos. Pero era precisamente ese don,
la racionalidad, el fundamento a tan
desigual distribución de facultades. El hombre debía ser racional, con lo que
se dejaba sobradamente custodiada la Gran Obra. A nosotros se nos dejaba a
cargo, con autoridad sobre las demás criaturas, a las que debíamos amar y
respetar, en virtud de nuestra conciencia, racionalidad y conocimiento del bien
y el mal. Pero nos equivocamos de camino
y como dioses quisimos crear nuestro propio universo, desechando y
menospreciando lo que fue creado por otro Dios, del cual nos desentendimos o
nos creímos iguales.
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