domingo, 15 de mayo de 2016


PISCICULTURA

Los PECES son afectados por conductas anormales, heridas, deformidades, enfermedades y elevados índices de mortalidad. Hacinados en las jaulas de mar, los peces suelen nadar forzadamente en círculos constantemente, de manera que sus aletas y colas se gastan, deforman y dañan frotando contra los laterales de las jaulas o contra los otros peces, a veces partiéndose por la mitad. Son frecuentes por eso las deformidades, como las jorobas del salmón noruego que presentan la espalda curvada. En días bochornosos, se les puede observar jadeando para respirar.
Diversos de los procesos habituales en estas instalaciones, implican un manejo muy estresante para los animales y les acarrean  problemas de bienestar:
La extracción de los huevos de las hembras y la recolecta de esperma de los machos. Los juveniles se producen de huevos extraídos de las hembras manualmente y fertilizados artificialmente.
La separación de los ejemplares por tamaño para evitar que los más grandes ataquen o devoren a los más pequeños, especialmente en especies carnívoras. El método consiste en bombear a los animales entre tanques o capturarlos con redes y filtrarlos a través de unas rejas entre las que caen dependiendo del tamaño. Esto se hace 2 o 3 veces por ciclo.
El transporte. Los animales pueden ser transportados diversas ocasiones; a las jaulas en el mar desde los tanques de agua dulce, o en el momento del sacrificio. Se transportan a las jaulas en camiones, helicópteros o barcos; estos movimientos pueden ser aterradores para los animales. Cuando las jaulas situadas a gran profundidad son izadas a la superficie provocan a los animales dificultades de adaptación al brusco cambio de presión, resultando en animales extremadamente exhaustos y nerviosos.
El sacrificio. Antes de éste, se priva a los peces de comida durante una o más semanas (cuando hasta entonces han estado acostumbrados a comer con frecuencia y abundancia) para vaciar sus tripas y minimizar el riesgo de que la carne se contamine cuando se limpian. Los métodos de sacrificio más frecuentes son la asfixia en aire o hielo, provocando un sufrimiento atroz a los animales. El efecto refrigerante del hielo alarga el tiempo que tarda un pez en perder la conciencia, por lo que pueden sufrir durante unos 15 minutos después de ser sacados del agua. Antes de cortarles las agallas para que se desangren, le les puede aturdir en un baño de agua saturada con dióxido de carbono  (en el que tardan 30 segundos para paralizarse pero entre 4 y 9 minutos en perder la conciencia) o  darles una descarga en la cabeza.


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